Dejamos Barcelona con mar gruesa, que poco a poco fue amainando. Fuimos un par de horas a vela, y luego motoveleando y en aproximadamente en veintiocho horas estábamos en Denia, donde nos esperaban nuestros queridos amigos Tristan (hey, MF) y Weendy, casi recién llegados de Sidney, donde han dejado su barco, el Pangaea, tras la travesía desde Fidji. Nos habían reservado una plaza en la Marina El Portet, es la mejor situada ya que está en el centro de Denia. Nos dieron la bienvenida, tomamos una copita a bordo y quedamos para el día siguiente cenar juntos.
Y así fue, el jueves compartimos unos vinos, una estupenda cena y nos tomamos unas copas en Denia,la última en el Blues Bar, donde había música en vivo. Como siempre, estar juntos significa buen rollo, risas, y , en definitiva, amistad de la buena. Hace diez años que nos conocemos y, aunque sé que no te va a gustar esto, dear MF, we love you!!!
Al día siguiente, había una enorme paella en Jesús Pobre, el pueblo donde Tristan y Weendy tienen su casa, la probamos y fuimos a comer, después Julio y yo volvimos al barco para descansar, pues el plan era salir recién entrada la noche, dada la meteo. Julia y Hannah se quedaron en casa de Tristan y Julia pudo conducir un boogie dentro de la finca de nuestros amigos. Ron y Mully, su precioso dálmata, volvieron a encontrarse después de nueve años sin verse. Y se portaron muy bien.
A las 20:00 largábamos amarras, rumbo a Torrevieja. Motoveleando de nuevo, el 10 de octubre a las 10 entrábamos en la Marina Internacional de Torrevieja, donde Jose Luis, del Hobbit IV, nos cede su plaza, ya que su barco se quedó a pasar el invierno en Croacia. Toca esperar hasta contar con el favor de la meteo. Reponemos fuerzas , y disfrutamos de la gastronomía local, especialmente en los dos restaurantes que el propio José Luis nos recomendó, Las Cañas y El Mesón de la Costa, donde nos atendió el mejor camarero de la galaxia, Carmelo.
Hechos los cálculos aproximados hasta Torrevieja, hemos hecho 4.500 millas náuticas. Casi ná!!!
El siguiente destino es Barbate, con parada en Gibraltar, para repostar combustible, tabaco y ron, tal como hicimos en la ida hacia el Mediterráneo.El litro de gasóleo cuesta 0,485 euros, llegamos con el depósito bajo mínimos para optimizar el repostado. También las sentinas iban preparadas para acoger más botellas de ron. Estamos servidos, al menos hasta el Caribe. Ho, ho, ho! La travesía hasta Gibraltar, de nuevo con poco viento, el Mar de Alborán como un plato, precioso a la puesta de sol, casi de color rosado/ violáceo. Un espectáculo. Y con muchos delfines!
Salimos de Gibraltar, y nos reencontramos con nuestro Atlántico, buen viento hasta Barbate. Desde Torrevieja, fueron sesenta horas de navegación. Nuestra intención era “recaer” en el atún de almadraba, pero La Peña del Atún cerraba por vacaciones. De suerte que al lado está la Peña El Cartucho, con la misma cocina que la del Atún, así que nos pusimos moraítos de atún.
Aquí seguimos, en Barbate, esperando a que cambie el tiempo y el viento nos sea favorable para ir a las Islas Afortunadas, siendo nuestro primer objetivo la hermosa Lanzarote. Y otros buenos amigos que nos esperan...
Estamos varios barcos esperando, unos para bajar y otros para subir. Entre ellos uno procedente de Tobago, donde hay un niño de once años, Jason, que navega con su padre. Vinieron de Tobago en mayo y ahora esperan para ir también a Canarias y, de ahí, a las Antillas.
Llueve y hay poco que hacer. Y también estamos ansiosos por seguir ruta, las Canarias y después el gran azul hasta Brasil.
Y dejar el otoño atrás. Pero el mar es así. Nada como navegar para aprender a esperar. La paciencia siempre se ve recompensada.
Desde Barbate, besos, abrazos, amor.
Y así fue, el jueves compartimos unos vinos, una estupenda cena y nos tomamos unas copas en Denia,la última en el Blues Bar, donde había música en vivo. Como siempre, estar juntos significa buen rollo, risas, y , en definitiva, amistad de la buena. Hace diez años que nos conocemos y, aunque sé que no te va a gustar esto, dear MF, we love you!!!
Al día siguiente, había una enorme paella en Jesús Pobre, el pueblo donde Tristan y Weendy tienen su casa, la probamos y fuimos a comer, después Julio y yo volvimos al barco para descansar, pues el plan era salir recién entrada la noche, dada la meteo. Julia y Hannah se quedaron en casa de Tristan y Julia pudo conducir un boogie dentro de la finca de nuestros amigos. Ron y Mully, su precioso dálmata, volvieron a encontrarse después de nueve años sin verse. Y se portaron muy bien.
A las 20:00 largábamos amarras, rumbo a Torrevieja. Motoveleando de nuevo, el 10 de octubre a las 10 entrábamos en la Marina Internacional de Torrevieja, donde Jose Luis, del Hobbit IV, nos cede su plaza, ya que su barco se quedó a pasar el invierno en Croacia. Toca esperar hasta contar con el favor de la meteo. Reponemos fuerzas , y disfrutamos de la gastronomía local, especialmente en los dos restaurantes que el propio José Luis nos recomendó, Las Cañas y El Mesón de la Costa, donde nos atendió el mejor camarero de la galaxia, Carmelo.
Hechos los cálculos aproximados hasta Torrevieja, hemos hecho 4.500 millas náuticas. Casi ná!!!
El siguiente destino es Barbate, con parada en Gibraltar, para repostar combustible, tabaco y ron, tal como hicimos en la ida hacia el Mediterráneo.El litro de gasóleo cuesta 0,485 euros, llegamos con el depósito bajo mínimos para optimizar el repostado. También las sentinas iban preparadas para acoger más botellas de ron. Estamos servidos, al menos hasta el Caribe. Ho, ho, ho! La travesía hasta Gibraltar, de nuevo con poco viento, el Mar de Alborán como un plato, precioso a la puesta de sol, casi de color rosado/ violáceo. Un espectáculo. Y con muchos delfines!
Salimos de Gibraltar, y nos reencontramos con nuestro Atlántico, buen viento hasta Barbate. Desde Torrevieja, fueron sesenta horas de navegación. Nuestra intención era “recaer” en el atún de almadraba, pero La Peña del Atún cerraba por vacaciones. De suerte que al lado está la Peña El Cartucho, con la misma cocina que la del Atún, así que nos pusimos moraítos de atún.
Aquí seguimos, en Barbate, esperando a que cambie el tiempo y el viento nos sea favorable para ir a las Islas Afortunadas, siendo nuestro primer objetivo la hermosa Lanzarote. Y otros buenos amigos que nos esperan...
Estamos varios barcos esperando, unos para bajar y otros para subir. Entre ellos uno procedente de Tobago, donde hay un niño de once años, Jason, que navega con su padre. Vinieron de Tobago en mayo y ahora esperan para ir también a Canarias y, de ahí, a las Antillas.
Llueve y hay poco que hacer. Y también estamos ansiosos por seguir ruta, las Canarias y después el gran azul hasta Brasil.
Y dejar el otoño atrás. Pero el mar es así. Nada como navegar para aprender a esperar. La paciencia siempre se ve recompensada.
Desde Barbate, besos, abrazos, amor.