Pasamos el Estrecho de Mesina en muy buenas condiciones, como de costumbre, sin viento, aunque en este estrecho hay corrientes bastante fuertes. La siguiente parada fue en Reggio Calabria, una población en la punta de la bota de Italia. Esta vez tocó ir a puerto, pues entrando nos sorprendió una tormenta y no hay fondeaderos fiables. Dado que la hélice de proa sigue funcionando cuando quiere, Julio tomó la decisión drástica, hasta que dispongamos de la nueva caja con tarjeta electrónica también nueva. Desmontó el sistema de poleas, con lo cual hay que subirla y bajarla a mano, pesa bastante, pero la maniobra no lleva más de tres minutos y nos ahorramos quebraderos de cabeza. Una vez abajo, funciona perfectamente. La hélice de proa es muy importante en un barco como éste, que desplaza nada menos que 25 toneladas y, para maniobrar en puerto, es casi imprescindible.Estuvimos en Reggio día y medio, zarpamos después de comer hacia La Castella. Allí fondeamos y nos dimos unos baños. Dado el calor asfixiante, hemos decidido hacer las travesías nocturnas, pues durante el día , sin viento, es bastante duro.
Una hora antes de la hora prevista para levantar fondeo se monta una buena tormenta eléctrica, con lo que decidimos quedarnos en el fondeo toda la noche. Una tormenta eléctrica puede tener consecuencias fatales para la electrónica de a bordo, pues un rayo puede fundir literalmente todo el sistema, sin posibilidades de recuperarlo. Y en el mar hay que ser conservadores, que ya bastantes sorpresas da por sí solo.
A las 6.30 de la mañana salimos y, una hora después, comienza la primera de las muchas tormentas con las que nos tropezaremos. En estos momentos, el radar es de una ayuda inestimable, ya que se visualizan perfectamente. Aunque fueron tantas, y se iban montando una tras otra. Pero, afortunada (y rara)mente, fueron sin apenas viento. Solo litros y litros de agua que nos dejaron la cubierta limpitalimpita. Día duro de navegación , en resumen.
Finalmente, llegamos a Brindisi. Allí el puerto es completamente gratuito, hay marinas privadas, pero además de su no gratuidad, quedan bastante lejos del centro. Y el muelle público queda justito en el meollo histórico de Brindisi.
Allí nos esperaba el Hobbit, y también conocimos a dos barcos españoles más, ambos venían de Croacia y se iban ya hacia el oeste. El Isabela vuelve a su puerto base, pero el Longimanus también cruzará el charco, dentro de la regata Gran Prix (Cádiz-Puerto Rico). Esperamos encontrarlos en algún lugar del Caribe.
Aprovechamos para hacerles preguntas sobre Croacia, pues, si bien Julio y yo navegamos parte de la costa Dálmata hace unos años en un barco alquilado junto con cuatro buenos amigos, al ir con tu propio barco hay que hacer “Clearance” de aduanas y Capitanía a la entrada, y, al parecer, son bastante estrictos, so pena de multaza al canto. Nos aconsejaron desconectar la señal de salida del AIS, para que no nos detectasen hasta tener los trámites hechos y evitar problemas. Improvisamos la bandera Quebec con una camiseta amarilla y, la verdad, quedó bastante pintona. Con esta bandera indicas que tu barco está “sano” y listo para hacer la entrada en Aduanas/Capitanía.
En Brindisi aprovechamos para pasear, tomar gelato (qué bueno el helado italiano), patinar por el paseo marítimo y despedirnos de Italia con unas pizzas y un buen Prosecco.
Según lo previsto, llegamos de mañanita a Cavtat, donde hay una sede temporal (solo en época estival) de Capitanía. Hicimos los trámites sin mayor problema, no hay como llevar una buena actitud y la sonrisa puesta. Eso sí, unos 250 euros de tasas. Nos trasladamos a un fondeadero, fondeando al cuarto intento, cosa que no es nada habitual, pues el ancla que llevamos (patente Amel) es realmente fiable. Pero el fondo es de lodo y laminaria, y se levantó un ventarrón con rachas de hasta 35 nudos que hizo que garreáramos al menos media docena de barcos. Nos trasladamos a una zona más abrigada y sin mayor problema.
Croacia es realmente bonito, no tiene nada que ver con la costa adriática de Italia. Además, es más fresquito. De hecho, y por primera vez en dos meses, hemos necesitado un suéter ligero para la noche! Y lo mejor: huele maravillosamente: a pino y a lavanda. Así lo recordaba y así sigue siendo. Y me encanta. Lo cierto es que Sicilia llegó a ser asfixiante.
Hoy, día 19 de agosto, hemos llegado a Dubrovnik. Es una maravilla, hemos fondeado a unos doscientos metros de la muralla y ya hemos hecho la primera incursión intramuros. Simplemente, belleza.
Mañana se cumplen dos meses de nuestra salida. Y aquí seguimos contra viento, marea, y alguna que otra zancadilla.
Y ahora, os dejo, que esta noche llegan dos invitadas ilustres, una mía y otra de Julia. Así que tocan mimitos por doquier!
Besos, abrazos , amor.
Ahí van fotitos de Dubrovnik, incluio un paraíso de chuches de pirata que encontramos!!!!
6 Comentarios
Cefalú es un precioso pueblo, antiguo enclave griego. Muchas de sus casas aestan “colgadas sobre el mar”. Sus calles, estrechas y muy animadas. Dimos un largo paseo, hasta la catedral , de estilo normando (románico siciliano según algunos); en cualquier caso, nos gustó mucho. Cenamos en una terraza encima del mar, particularmente yo probé el mejor risotto de mi vida!
A las 4 del sábado 1 de agosto, levantamos fondeo y nos dirigimos a las Islas Eólicas. La primera que visitamos es Filicudi, fondeando en unos islotes al NW de la misma, en el Scoglio de Montenassari, una espectacular “aguja”de más de 50 metros de altura, que se levanta en medio de un mar de aguas cálidas y transparentes. Llama la atención en toda esta zona la existencia de “bolsas” de agua muy caliente bajo el mar, suponemos que es consecuencia de lo volcánico de la zona. Donde el agua está más fría te encuentras con cardúmenes de peces por entre los cuales puedes bucear, una gozada! Cenamos en el Sonora Dos para celebrar otro cumpleaños, esta vez el de Manuel. La mañana siguiente visitamos una gruta enorme, que termina en una considerable playa de canto rodado. Es tan grande que sin linternas la visita se hace imposible, pues no llega la luz del sol. A mediodía nos desplazamos a la siguiente isla, Salina, fondeando al NW. Aquí probamos la tabla Delfinia, una minitabla para bucear a remolque del dinghi, puedes sumergirte, subir, hacer tirabuzones bajo el agua....La verdad que merece la pena, se ve el fondo fenomenal y, al no tener que aletear, se aguanta mucho más bajo el mar. La siguiente isla es Lipari, buen fondeo frente a unas canteras abandonadas, aguas cristalinas pero también muchos barcos. Hasta ahora, en Sicilia, nos hemos encontrado con pocos barcos, pero las Eólicas son otro cantar. Para cenar nos desplazamos a la “capital”, un precioso pueblo con mucho encanto, con un promontorio donde se encuentra la iglesia, así como el restaurante Filippino donde cenamos, un lugar con mas de cien años de antigüedad. Buena comida y buen servicio en una decoración de principios del siglo pasado. El martes 4 tocó visitar Vulcano, donde observamos fumarolas que salen del volcán, expulsando humo continuamente. Por la tarde visita obligada a los famosos baños. Lo cierto es que son aguas pestilentes (digamos que las de Mondariz o Ourense son agua de azahar al lado de éstas...). Además, salen gases del fondo y te quemas los pies. Y no es que lo tengan muy limpio, que digamos. No voy a entrar en detalles...Después, en la playa contigua , donde eliminas el lodo seco, hay piedras en el fondo que te queman. Como podréis intuir, una experiencia, cuando menos , poco agradable. Panarea es la siguiente visita, la más glamurosa de todas las islas, también la más cara con diferencia pero, no pagando puertos ni fondeos , es asumible. El pueblo carece de encanto, mas allá de las típicas casas blancas y de piedra volcánica, de reciente factura, pareciéndose más a un Walt Disney-réplicadepueblohippie-paragentericarica. Lo cierto es que ni en Ibiza, Mallorca, Cannes o sitios similares vi más gente guapa por metro cuadrado. Todos los “cachorros” de la nobleza europea pasan allí unos días. Vimos los flamantes barcos de Steven Spielberg, Bernard Arnault, y dormimos fondeados al lado del Mónaco, con su escudo de la familia real monegasca, los Grimaldi, que también andaban por el pueblo. Cosas veredes, Mio Cid.... Pasamos el día lejos del mundanal-nada-mundano ruido, entre unos islotes que están a dos millas. Buceando observamos que fluyen del fondo enormes burbujas de gas. Julia se divirtió mucho rompiendo las burbujas. Otra muestra de curiosidad volcánica, y es que Stromboli, el high light de las Eólicas, está ya muy cerca. El viernes 7 tocó despedida del Sonora Dos, ha sido un mes maravilloso navegando juntos. Esperamos que vengan a visitarnos a Croacia o a Grecia. Siempre sereis bienvenidos, queridos amigos,éste es vuestro barco también! Nosotros continuamos hacia Stromboli, la joya de la corona, con su volcán activo. Muchos barcos en el fondeo “oficial”, así que nos fuimos a una playa , prácticamente solos. Fondeamos a 12 metros de profundidad a escasos metros de la misma. Julia encontró “piedras mágicas que flotan”, y se divirtió mucho con ellas. Piedra pómez. Fenómeno curioso, curioso. Estamos gratísimamente sorprendidos con Julia, cómo bucea, baja sin problema cinco metros a coger conchas o piedras, pasa por debajo del barco...y solo llevamos un mes y medio! Le está sentado fenomenal el viaje, estar al aire libre, ejercicio a diario y, sobre todo, el privilegio para nosotros de compartir con ella esta experiencia y de poder pasar tanto tiempo juntos, en esta etapa de su infancia. Un regalo para todos, sin duda. Las etapas de la vida se van para no volver, así que exprimidlas a tope! Por la tarde ya nos fuimos al fondeadero, cenamos, y, despues, nos dirigimos a ver las explosiones del volcán, escupe lava aproximadamente cada quince minutos. No es que fueran demasiado grandes, pero sí lo suficiente como para verlas con claridad y exclamar ¡Oooooh!varias veces. Volvimos al fondeadero para dormir y levantamos ancla a las 6 de la mañana, para pasar el estrecho de Mesina en condiciones favorables. Y de ahí, al Adriático. Hemos decidio cambiar el plan de viaje, finalmente no visitaremos Turquia dadas las circunstancias actuales. Así que iremos a Croacia, Montenegro y después Grecia. O lo que dé tiempo, que el mundo es grande y la vida corta. Besos, abrazos, amor. |
Alba Plenanuestro ketch de 16 metros de eslora, con el que navegaremos el mundo durante dos años. Archives
Abril 2016
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