El miércoles 19 de octubre, a las 9:30 de la mañana, largábamos amarras. Salimos con mucho tiento y a las 10:15 poníamos proa a la isla de Utila, la más occidental de las tres islas que conforman el archipiélago de las Islas Bahía. Tras unas horas de navegación, entramos en los Cayos de Agua, al SW de la isla. Todavía con luz solar, por supuesto. El calado medio es escaso y hay cabezas de coral aisladas que debemos evitar.
A la mañana siguiente, Julio y yo nos vamos a bucear, los fondos son preciosos y arponeamos un pez cada uno, con los que prepara Julio una buena sopa de pescado, que a Julia le encanta.
Por la tarde levantamos fondeo y nos dirigimos a Belize, a Southwest Cays, uno de los pocos atolones del hemisferio oeste. Ralentizamos la marcha, puesto que no queremos llegar antes de las 10 de la mañana, para tener la luz propicia, puesto que es una zona peliaguda y la cartografía es muy deficiente. Una vez fondeados, nos disponemos a descubrir los míticos fondos de Belize.El motor del dinghy no quiere funcionar, así que Julio y yo nos hacemos a nado los 300 metros que nos separan de la barrera de coral, a contracorriente. El esfuerzo vale la pena. De camino vemos una manta raya leopardo de unos dos metros de envergadura. Una preciosidad! Al llegar a la barrera, no nos defrauda. Una auténtica maravilla, con cabezas de coral enormes que emergen desde el fondo. Una gran variedad de corales y de peces, de todos los colores imaginables. Un auténtico espectáculo.
A la mañana siguiente, mientras damos clase Julia y yo, Julio se va en el kayak hasta la otra cara de la barrera. Un fondo de una arena de una blancura increíble. Captura una langosta y un par de peces tipo sargo.
El domingo a primera hora levantamos fondeo, a pesar de las grandes cabezas de coral, el ancla sube bien. Ponemos proa a México. Tenemos viento y mar muy malos, de proa, con vientos entre 20 y 30 nudos. La subida nos lleva más de tres días, muy duros. De hecho, creo que es la peor travesía, con diferencia, hasta ahora. El viento y el mar nos obligan a hacer bordos y se hace interminable. Amén de estar como dentro de una lavadora. A mayores, el lunes se avería el enrollador del génova, Julio consigue hacer una reparación de fortuna, con lo que podemos llevar dos tercios de génova, suficiente debido a la velocidad del viento.
Así que el miércoles por la mañana por fin avistamos Isla Mujeres, frente a Cancún. Hemos decidido ir a la Marina Puerto Isla Mujeres, ya que está dentro de la isla, en la laguna de Makax, y constituye un refugio para huracanes. No olvidemos que la temporada no termina oficialmente hasta finales de noviembre. Además, como tenemos programado un viaje a Ciudad de México de una semana, queremos dejar el barco con tranquilidad.
La marina está muy bien, es un resort de la firma Wyndham, con muchos servicios y una piscina para alegría de Julia.
Isla Mujeres es una isla pequeña, de unos ocho o nueve kilómetros de largo, situada frente a Cancún. Fue así nombrada por Hernández de Córdoba en 1517, cuando visitó esta isla, que entonces estaba deshabitada, y, en el templo maya que estaba en la punta sur, del que hoy apenas quedan ruinas, encontró estatuas de la diosa Ixchel y su corte femenina. Ixchel, Mujer Arcoiris era, en la mitología maya, la diosa del amor, de la luna, del amor, de la gestación, la medicina y los trabajos textiles, así como la protectora de la mujer durante el parto. Es ésta una isla rodeada de un mar azul cristalino, y se comunica con Cancún mediante un rápido y moderno ferrry que apenas tarda veinte minutos en cubrir la distancia que los separa.
Al llegar, papeleos, como de costumbre siempre que arribamos a un país nuevo. En el caso de México, son las autoridades las que visitan e inspeccionan el barco: Inmigración, Capitanía de Puerto, Sanidad, Agricultura y Aduanas. Así que casi todo el primer día lo pasamos atendiéndolos. Después toca zafarrancho, tras los duros tres días de navegación. Y los dos días siguientes, descubriendo la isla, que, aunque estamos en temporada baja, está muy animada, sobre todo por turistas norteamericanos.
La comida es estupenda y muy barata, ya sea comiendo en la calle, en restaurante, o en el propio hipermercado, muy bien surtido.
El sábado cubrimos la distancia hasta Cancún en ferry y luego tomamos un avión que nos lleva hasta la Ciudad de México (CDMX). Esta impresionante megalópolis, con alrededor de veintitrés millones de habitantes, nos cautiva desde el primer momento. Nos alojamos en un apartamento (vía Air BNB) en el barrio de Condesa, un lugar tranquilo y muy paseable poblado de pequeños restaurantes, librerías y muchas muestras de arquitectura art decó.
Los motivos del viaje son, aparte de conocer esta inmensa urbe, fundamentalmente dos.
El primero, entregarle a nuestro amigo Pepe Janeiro cuatrocientos gramos de angulas traídas a bordo desde Vigo. Julio y él, amigos de la infancia, forman parte de una peña lotera a la que, en la lotería de Navidad del año 2015, le tocó un pequeño pellizco, que decidieron gastarse en una buena angulada. Como Pepe vive en México desde hace muchos años, Julio se comprometió a traerle su parte en nuestro congelador. Así que las angulas han viajado....veinte mil millas!!!! nada más y nada menos....Pepe nos recoge en el aeropuerto de CDMX, y nos acompaña casi toda la semana cuando su trabajo se lo permite. También compartimos tiempo con su esposa Araceli, y sus hijos Jimena y José Miguel. Incluida una comida en su casa en la que dimos cuenta de las angulas y una buena langosta. En la sobremesa nos acompañó, además, Jorge, hermano de Pepe, con su familia. Familia Janeiro, sois adorables, sencillamente adorables! Muchísimas gracias por todo y nos vemos en abril!!!!!
El otro motivo era renovar el pasaporte de Julia en la Embajada de España en CDMX. Queda solventado en una mañana, a pesar de que íbamos sin cita previa, nuestro caso es único para ellos y quedan cautivados con la simpatía de Julia y su hazaña. Esperamos recibirlo en el Consulado Honorario de Cancún a finales de mes.
Casualidades de la vida, resulta que nuestros amigos Pedro Portanet y Tani Villar pasarán unos meses en México, pues la hija de Tani vive aquí. Así que compartimos comida en casa de Eva, la hija de Tani, con sus hijas y su esposo Roberto. Otro día en familia que se agradece mucho llevando como llevamos tanto tiempo fuera.
También, casualidad, nuestros amigos Manuel y Mónica, y su hijo Pedro, del Sonora Dos, estarán unos días en CDMX, así que pasamos otro estupendo día con ellos y sus amigos mexicanos Pily, Ubaldo, María Fernanda y Javier.
Aparte de esto, coincide con la festividad de los Muertos, que como sabréis en México tiene un significado e importancia especiales. Nos encontramos la ciudad llena de calacas (esqueletos) y catrinas. La catrina, calavera vestida con ropas de gala, fue una figura creada por José Guadalupe Posada y bautizada por Diego Rivera. Era una caricatura de aquéllos que, teniendo sangre indígena, pretendían ser europeos. Hoy en día, es todo un símbolo de esta festividad, y forma parte del acervo cultural mexicano.
En la semana que pasamos en CDMX, nos da tiempo de visitar el CENART, Centro Nacional de las Artes, con la XVI Feria de las Calacas, enfocada a los niños. También el impresionante Museo Nacional de Antropología, que nos gustó mucho, ya sea en la parte de Antropología General o en las numerosas salas dedicadas al poblamiento de Centroamérica y las culturas precolombinas, con numerosas piezas encontradas en los yacimientos o reproducciones a escala natural de determinadas piezas o partes de los mismos. En el centro histórico, la enorme plaza del Zócalo (46.800 metros cuadrados...), con la no menos majestuosa Catedral de México, la primera y más grande de América. También la famosísima Plaza Garibaldi, donde se concentran los mariachis. Aunque esta última nos pareció bastante deprimente....El barrio de Coyoacán, donde está la que fue casa de Frida Khalo y la última residencia de León Trotsky. Vamos, que no paramos, jornadas continuas de paseo desde las siete de la mañana hasta la noche.
Moverse en México es fácil y barato en taxi, eso sí, teniendo cuidado de “agarrar” un taxi oficial y no dejarse llevar por cualquiera. Aunque una vez descubierto Uber, ya no lo cambiamos por nada. Lo cierto es que viajar con las apps actuales es una gozada, para moverse, para saber, para conocer qué actividades hay cada día...facilitan mucho las cosas.
En fin, una semana maravillosamente agotadora que gozamos a tope.
La gastronomía mexicana es alucinante, más allá de los tacos. La oferta es variadísima y de una gran calidad. El precio, estupendo. Podría decirse que la comida es el eje de la vida de los mexicanos. Se come a cualquier hora, en cualquier parte....de suerte que no hay horarios de comedor, se puede comer a cualquier hora, de todo, de la mañana a la noche.
El domingo seis de noviembre toca volver a nuestra casa flotante. Semana de pequeñas reparaciones, limpieza etc.
Mañana lunes, alquilaremos un coche para recorrer la península del Yucatán: Playa del Carmen, Tulum, las pirámides de Chichén Itzá y probablemente Mérida...El precio de un coche es de unos 30 euros por semana...
Desde Isla Mujeres, Quintana Roo, México, besos, abrazos y amor.
A la mañana siguiente, Julio y yo nos vamos a bucear, los fondos son preciosos y arponeamos un pez cada uno, con los que prepara Julio una buena sopa de pescado, que a Julia le encanta.
Por la tarde levantamos fondeo y nos dirigimos a Belize, a Southwest Cays, uno de los pocos atolones del hemisferio oeste. Ralentizamos la marcha, puesto que no queremos llegar antes de las 10 de la mañana, para tener la luz propicia, puesto que es una zona peliaguda y la cartografía es muy deficiente. Una vez fondeados, nos disponemos a descubrir los míticos fondos de Belize.El motor del dinghy no quiere funcionar, así que Julio y yo nos hacemos a nado los 300 metros que nos separan de la barrera de coral, a contracorriente. El esfuerzo vale la pena. De camino vemos una manta raya leopardo de unos dos metros de envergadura. Una preciosidad! Al llegar a la barrera, no nos defrauda. Una auténtica maravilla, con cabezas de coral enormes que emergen desde el fondo. Una gran variedad de corales y de peces, de todos los colores imaginables. Un auténtico espectáculo.
A la mañana siguiente, mientras damos clase Julia y yo, Julio se va en el kayak hasta la otra cara de la barrera. Un fondo de una arena de una blancura increíble. Captura una langosta y un par de peces tipo sargo.
El domingo a primera hora levantamos fondeo, a pesar de las grandes cabezas de coral, el ancla sube bien. Ponemos proa a México. Tenemos viento y mar muy malos, de proa, con vientos entre 20 y 30 nudos. La subida nos lleva más de tres días, muy duros. De hecho, creo que es la peor travesía, con diferencia, hasta ahora. El viento y el mar nos obligan a hacer bordos y se hace interminable. Amén de estar como dentro de una lavadora. A mayores, el lunes se avería el enrollador del génova, Julio consigue hacer una reparación de fortuna, con lo que podemos llevar dos tercios de génova, suficiente debido a la velocidad del viento.
Así que el miércoles por la mañana por fin avistamos Isla Mujeres, frente a Cancún. Hemos decidido ir a la Marina Puerto Isla Mujeres, ya que está dentro de la isla, en la laguna de Makax, y constituye un refugio para huracanes. No olvidemos que la temporada no termina oficialmente hasta finales de noviembre. Además, como tenemos programado un viaje a Ciudad de México de una semana, queremos dejar el barco con tranquilidad.
La marina está muy bien, es un resort de la firma Wyndham, con muchos servicios y una piscina para alegría de Julia.
Isla Mujeres es una isla pequeña, de unos ocho o nueve kilómetros de largo, situada frente a Cancún. Fue así nombrada por Hernández de Córdoba en 1517, cuando visitó esta isla, que entonces estaba deshabitada, y, en el templo maya que estaba en la punta sur, del que hoy apenas quedan ruinas, encontró estatuas de la diosa Ixchel y su corte femenina. Ixchel, Mujer Arcoiris era, en la mitología maya, la diosa del amor, de la luna, del amor, de la gestación, la medicina y los trabajos textiles, así como la protectora de la mujer durante el parto. Es ésta una isla rodeada de un mar azul cristalino, y se comunica con Cancún mediante un rápido y moderno ferrry que apenas tarda veinte minutos en cubrir la distancia que los separa.
Al llegar, papeleos, como de costumbre siempre que arribamos a un país nuevo. En el caso de México, son las autoridades las que visitan e inspeccionan el barco: Inmigración, Capitanía de Puerto, Sanidad, Agricultura y Aduanas. Así que casi todo el primer día lo pasamos atendiéndolos. Después toca zafarrancho, tras los duros tres días de navegación. Y los dos días siguientes, descubriendo la isla, que, aunque estamos en temporada baja, está muy animada, sobre todo por turistas norteamericanos.
La comida es estupenda y muy barata, ya sea comiendo en la calle, en restaurante, o en el propio hipermercado, muy bien surtido.
El sábado cubrimos la distancia hasta Cancún en ferry y luego tomamos un avión que nos lleva hasta la Ciudad de México (CDMX). Esta impresionante megalópolis, con alrededor de veintitrés millones de habitantes, nos cautiva desde el primer momento. Nos alojamos en un apartamento (vía Air BNB) en el barrio de Condesa, un lugar tranquilo y muy paseable poblado de pequeños restaurantes, librerías y muchas muestras de arquitectura art decó.
Los motivos del viaje son, aparte de conocer esta inmensa urbe, fundamentalmente dos.
El primero, entregarle a nuestro amigo Pepe Janeiro cuatrocientos gramos de angulas traídas a bordo desde Vigo. Julio y él, amigos de la infancia, forman parte de una peña lotera a la que, en la lotería de Navidad del año 2015, le tocó un pequeño pellizco, que decidieron gastarse en una buena angulada. Como Pepe vive en México desde hace muchos años, Julio se comprometió a traerle su parte en nuestro congelador. Así que las angulas han viajado....veinte mil millas!!!! nada más y nada menos....Pepe nos recoge en el aeropuerto de CDMX, y nos acompaña casi toda la semana cuando su trabajo se lo permite. También compartimos tiempo con su esposa Araceli, y sus hijos Jimena y José Miguel. Incluida una comida en su casa en la que dimos cuenta de las angulas y una buena langosta. En la sobremesa nos acompañó, además, Jorge, hermano de Pepe, con su familia. Familia Janeiro, sois adorables, sencillamente adorables! Muchísimas gracias por todo y nos vemos en abril!!!!!
El otro motivo era renovar el pasaporte de Julia en la Embajada de España en CDMX. Queda solventado en una mañana, a pesar de que íbamos sin cita previa, nuestro caso es único para ellos y quedan cautivados con la simpatía de Julia y su hazaña. Esperamos recibirlo en el Consulado Honorario de Cancún a finales de mes.
Casualidades de la vida, resulta que nuestros amigos Pedro Portanet y Tani Villar pasarán unos meses en México, pues la hija de Tani vive aquí. Así que compartimos comida en casa de Eva, la hija de Tani, con sus hijas y su esposo Roberto. Otro día en familia que se agradece mucho llevando como llevamos tanto tiempo fuera.
También, casualidad, nuestros amigos Manuel y Mónica, y su hijo Pedro, del Sonora Dos, estarán unos días en CDMX, así que pasamos otro estupendo día con ellos y sus amigos mexicanos Pily, Ubaldo, María Fernanda y Javier.
Aparte de esto, coincide con la festividad de los Muertos, que como sabréis en México tiene un significado e importancia especiales. Nos encontramos la ciudad llena de calacas (esqueletos) y catrinas. La catrina, calavera vestida con ropas de gala, fue una figura creada por José Guadalupe Posada y bautizada por Diego Rivera. Era una caricatura de aquéllos que, teniendo sangre indígena, pretendían ser europeos. Hoy en día, es todo un símbolo de esta festividad, y forma parte del acervo cultural mexicano.
En la semana que pasamos en CDMX, nos da tiempo de visitar el CENART, Centro Nacional de las Artes, con la XVI Feria de las Calacas, enfocada a los niños. También el impresionante Museo Nacional de Antropología, que nos gustó mucho, ya sea en la parte de Antropología General o en las numerosas salas dedicadas al poblamiento de Centroamérica y las culturas precolombinas, con numerosas piezas encontradas en los yacimientos o reproducciones a escala natural de determinadas piezas o partes de los mismos. En el centro histórico, la enorme plaza del Zócalo (46.800 metros cuadrados...), con la no menos majestuosa Catedral de México, la primera y más grande de América. También la famosísima Plaza Garibaldi, donde se concentran los mariachis. Aunque esta última nos pareció bastante deprimente....El barrio de Coyoacán, donde está la que fue casa de Frida Khalo y la última residencia de León Trotsky. Vamos, que no paramos, jornadas continuas de paseo desde las siete de la mañana hasta la noche.
Moverse en México es fácil y barato en taxi, eso sí, teniendo cuidado de “agarrar” un taxi oficial y no dejarse llevar por cualquiera. Aunque una vez descubierto Uber, ya no lo cambiamos por nada. Lo cierto es que viajar con las apps actuales es una gozada, para moverse, para saber, para conocer qué actividades hay cada día...facilitan mucho las cosas.
En fin, una semana maravillosamente agotadora que gozamos a tope.
La gastronomía mexicana es alucinante, más allá de los tacos. La oferta es variadísima y de una gran calidad. El precio, estupendo. Podría decirse que la comida es el eje de la vida de los mexicanos. Se come a cualquier hora, en cualquier parte....de suerte que no hay horarios de comedor, se puede comer a cualquier hora, de todo, de la mañana a la noche.
El domingo seis de noviembre toca volver a nuestra casa flotante. Semana de pequeñas reparaciones, limpieza etc.
Mañana lunes, alquilaremos un coche para recorrer la península del Yucatán: Playa del Carmen, Tulum, las pirámides de Chichén Itzá y probablemente Mérida...El precio de un coche es de unos 30 euros por semana...
Desde Isla Mujeres, Quintana Roo, México, besos, abrazos y amor.