A las diez de la noche del lunes salimos de Barbate con destino Gibraltar. Según lo previsto, al amanecer entramos en puerto, con intención de repostar gasoil (a 0,56 euros el litro), y proveernos de tabaco y ron (ho ho ho). Coincidimos con Eduardo Davila en su Pillán, se dirigen a Córcega, a ver si volvemos a encontrarnos por allí.
Salimos con ligera brisa, 10-12 nudos de Poniente, rumbo Este 90 grados, por lo que izamos el ballooner. El ratón que utilizamos para fijar el puño de driza del mismo no se fijaba. Al cabo de una hora Julio observó que la vela comenzaba a descender, por suerte y rapidez de reflejos del susodicho tripulante puedimos sujetarla y evitar su caída al mar. Enseguida Hanna se ofreció voluntaria para subir al tope del palo, consiguió recuperar la driza y chequear el funcionamiento del retenedor del ratón. Bravo por Hannah!!!
Por lo demás, el viento, aunque flojo, estuvo rolando todo el día, creo que pasó por todos los ángulos posibles, de modo que fuimos motoveleando.
Por la tarde se nos acercaron unos simpáticos mercaderes en una tremenda zodiac equipada con sendos motores de 250 CV. Acababan de dejar su mercancía en La Línea, y estaban haciendo tiempo para volver con seguridad. Nos hicieron demostraciones de lo bien que corre su embarcación, y echamos unas risas con ellos. Nos regalaron una pelota y nosotros les dimos una visera. Lo cierto es que el encuentro fue bastante surrealista y un rato más tarde aún nos reíamos recordándolo.
El miércoles por la tarde tomamos la decisión de ir a Cabo de Gata, a descansar y a esperar vientos favorables para continuar, no sabemos si a Baleares o a Cerdeña , este año los vientos no están siendo los normales para la zona y la época del año, así que toca paciencia. Es una de las enseñanzas del mar muy útiles para la vida: de nada sirve navegar contra el viento, es mejor esperar el momento favorable.
A las tres de la mañana fondeamos en Playa de los Genoveses, sin viento y con un mar de fondo que apenas nos permitió dormir. Así que en cuanto salió el sol nos fuimos a la playa de Cala de Higuera, en la ensenada de San José.
Resultó un acierto y pudimos descansar sin tener la sensación de hacerlo dentro de una lavadora.
Buceamos, el fondo es muy interesante, alga laminaria y multitud de peces, esponjas, estrellas de mar e incluso un gusano bastante poco agraciado que , además, expulsaba una especie de tela de araña viscosa. Cousas dos bichos marinos! El agua está buenísima, por cierto , y la visibilidad es increíble.
Y aquí seguimos, ha entrado un Levante fuerte, según lo previsto, que nos retendrá aquí hasta que el veleidoso Eolo quiera. Así que seguiremos disfrutando de este mar.
Os adjunto una foto hecha por Hanna desde el tope de palo. otra hecha desde abajo, más de delfines, otra del quinto tripulante, Ron (el perro al que no le gustaba el agua y dio con una familia marinera) y una vista de donde estamos, desde el mar. Del encuentro con los amables mercaderes no hay testimonio gráfico, no sea que, en sus propias palabras, nos persigan "los malos".
Besos, abrazos, amor.
P.D.: le dedico este post a una muy querida amiga, que en estos días ha perdido a alguien muy importante, y a la cual no he podido confortar en persona.