El jueves 7 de julio cenamos con algunos de los participantes en el Rally Colombia Soberana, Tere y su marido Charlie, Martha y Armando. Una cena divertidísima, con el añadido de que, en el restaurante en cuestión, Palo Santo, con el menú incluyen dos horas de tragos. Barra libre de dos horas, vamos. En la sobremesa, entre chupitos de tequila, Tere y Charlie nos invitan a pasar el sábado en su casa de Barú, una península a unas 15 millas de Cartagena, extendiendo la invitación a nuestros amigos Javier Puig y Luis Lojo, que llegan el viernes a mediodía.
Así que el viernes les recibimos en el Club de Pesca de Cartagena, donde tenemos el barco atracado. Comemos juntos y, tras la comida, Javier y Luis se encargan de ir al super, a pertrechar para los próximos días, ya que tenemos pensado hacer un crucero por los archipiélagos de Rosario y de San Bernardo con ellos.
El sábado nos vamos todos en la motora de Charlie y Tere a Barú, donde pasamos un día increíble. Tienen una preciosa casa, y la comida, a cargo de Tere, deliciosa! Muchísimas gracias, amigos, nunca olvidaremos este día! Por la noche, toca recepción con motivo de la entrega de trofeos del Rally, en el Club de Oficiales de la Armada en Cartagena.
Al día siguiente, zarpamos Javier, Luis, Julio, Julia y yo. Nuestro primer fondeo, por la tarde, es en Rosario, en el norte de Isla Grande. Toca buceo, la pena es que el fondo de corales está destrozado por el empleo de dinamita en el pasado para la pesca. Una pena. Aún así, hay muchos peces y mucha vida.
El lunes toca visitar San Bernardo. Fondeamos en el SW de la Isla Tintipán. Al día siguiente, Isla Palma. Esta isla perteneció hace años al narco colombiano Martínez Gachas, hoy día, tras su expropiación por el gobierno, es un complejo hotelero. Julio y yo habíamos estado en ella hace seis años, y aún conservaba el zoológico capricho del Gachas. Era una locura, una isla en medio del Caribe con jirafas, flamencos y todo tipo de animales, con árboles también traídos de Africa. Incluso tenía un acuario con discoteca en el interior. Y un delfinario y una piscina de tiburones. Hoy día está completamente abandonado, han dejado que se caiga a trozos. Paseamos por lo que queda de toda aquella locura, todavía hay infinidad de guacamayos de todos los colores, alguna tortuga y un avestruz.
Estando en San Bernardo nos enteramos de que, hace un par de noches, han asaltado un catamarán español, el Louro. Afortunadamente, sin consecuencias fatales. Pero nos ponemos en contacto con los Guardacostas y nos informan de que, a pesar del desgraciado incidente, podemos navegar sin miedo, ya que la situación está controlada. Y que, aún así, tomemos todas las precauciones, como no dejar el dinghi de noche en el agua, pues es muy frecuente que lo roben para quedarse con el fueraborda. Así que por la noche lo izamos.
El siguiente fondeo es, ya de vuelta en Rosario, al sur de Isla Arena, ya que por condiciones de visibilidad no nos daba tiempo a alcanzar el norte de Isla Grande. Aún así, informamos de nuestra posición al servicio de Guardacostas, no vaya a ser...
En la pantalla del AIS localizamos en la cercana ciénaga de Cholón al Longimanus, el North Wind de Ïñigo y Mara, a los que conocimos en Brindisi, así que al día siguiente nos movemos allí para verlos. También está el Louro y conocemos a Maite y Nicolás, que son de Santiago y tienen su puerto base en Portosín. Han liquidado todo en tierra y decidido vivir en el barco recorriendo el mundo, hasta “que la cartera y el cuerpo aguanten”.
Comemos las tres tripulaciones en un chiringuito a la entrada de la ciénaga de Cholón que tiene las mesas en el agua, pargo rojo frito con arroz y patacón. Una comida francamente divertida, a remojo.
Toca volver a Cartagena. Llegamos el viernes por la tarde. Paseo por Cartagena y cena, invitación de Javier y Luis, en el Sofitel Santa Clara. Convento que fue del mismo nombre, lo recordaréis por la novela “Del amor y otros demonios”, de G García Márquez. Un impresionante hotel, que aún conserva muchos vestigios del pasado. Una cena excelente regada con un buen Malbec chileno.
Después, pasamos por nuestro bar cubano de referencia, donde sirven Ron Dictador 20 años. Una copita y al barco, a descansar.
El sábado, Javier y Luis se despiden de la bella Cartagena con un buen paseo. Toca acostarse pronto porque su vuelo sale el domingo muy temprano.
Javier, Luis, muchísimas gracias, ha sido una semana estupenda, risas, charla de la buena, langostación....da gusto tener invitados a bordo como vosotros, siempre colaboradores, siempre atentos, siempre encantadores. Las estupendas sobremesas, inolvidables. Vamos, que aquí, en el Alba Plena, tenéis vuestra casa.
Así que el viernes les recibimos en el Club de Pesca de Cartagena, donde tenemos el barco atracado. Comemos juntos y, tras la comida, Javier y Luis se encargan de ir al super, a pertrechar para los próximos días, ya que tenemos pensado hacer un crucero por los archipiélagos de Rosario y de San Bernardo con ellos.
El sábado nos vamos todos en la motora de Charlie y Tere a Barú, donde pasamos un día increíble. Tienen una preciosa casa, y la comida, a cargo de Tere, deliciosa! Muchísimas gracias, amigos, nunca olvidaremos este día! Por la noche, toca recepción con motivo de la entrega de trofeos del Rally, en el Club de Oficiales de la Armada en Cartagena.
Al día siguiente, zarpamos Javier, Luis, Julio, Julia y yo. Nuestro primer fondeo, por la tarde, es en Rosario, en el norte de Isla Grande. Toca buceo, la pena es que el fondo de corales está destrozado por el empleo de dinamita en el pasado para la pesca. Una pena. Aún así, hay muchos peces y mucha vida.
El lunes toca visitar San Bernardo. Fondeamos en el SW de la Isla Tintipán. Al día siguiente, Isla Palma. Esta isla perteneció hace años al narco colombiano Martínez Gachas, hoy día, tras su expropiación por el gobierno, es un complejo hotelero. Julio y yo habíamos estado en ella hace seis años, y aún conservaba el zoológico capricho del Gachas. Era una locura, una isla en medio del Caribe con jirafas, flamencos y todo tipo de animales, con árboles también traídos de Africa. Incluso tenía un acuario con discoteca en el interior. Y un delfinario y una piscina de tiburones. Hoy día está completamente abandonado, han dejado que se caiga a trozos. Paseamos por lo que queda de toda aquella locura, todavía hay infinidad de guacamayos de todos los colores, alguna tortuga y un avestruz.
Estando en San Bernardo nos enteramos de que, hace un par de noches, han asaltado un catamarán español, el Louro. Afortunadamente, sin consecuencias fatales. Pero nos ponemos en contacto con los Guardacostas y nos informan de que, a pesar del desgraciado incidente, podemos navegar sin miedo, ya que la situación está controlada. Y que, aún así, tomemos todas las precauciones, como no dejar el dinghi de noche en el agua, pues es muy frecuente que lo roben para quedarse con el fueraborda. Así que por la noche lo izamos.
El siguiente fondeo es, ya de vuelta en Rosario, al sur de Isla Arena, ya que por condiciones de visibilidad no nos daba tiempo a alcanzar el norte de Isla Grande. Aún así, informamos de nuestra posición al servicio de Guardacostas, no vaya a ser...
En la pantalla del AIS localizamos en la cercana ciénaga de Cholón al Longimanus, el North Wind de Ïñigo y Mara, a los que conocimos en Brindisi, así que al día siguiente nos movemos allí para verlos. También está el Louro y conocemos a Maite y Nicolás, que son de Santiago y tienen su puerto base en Portosín. Han liquidado todo en tierra y decidido vivir en el barco recorriendo el mundo, hasta “que la cartera y el cuerpo aguanten”.
Comemos las tres tripulaciones en un chiringuito a la entrada de la ciénaga de Cholón que tiene las mesas en el agua, pargo rojo frito con arroz y patacón. Una comida francamente divertida, a remojo.
Toca volver a Cartagena. Llegamos el viernes por la tarde. Paseo por Cartagena y cena, invitación de Javier y Luis, en el Sofitel Santa Clara. Convento que fue del mismo nombre, lo recordaréis por la novela “Del amor y otros demonios”, de G García Márquez. Un impresionante hotel, que aún conserva muchos vestigios del pasado. Una cena excelente regada con un buen Malbec chileno.
Después, pasamos por nuestro bar cubano de referencia, donde sirven Ron Dictador 20 años. Una copita y al barco, a descansar.
El sábado, Javier y Luis se despiden de la bella Cartagena con un buen paseo. Toca acostarse pronto porque su vuelo sale el domingo muy temprano.
Javier, Luis, muchísimas gracias, ha sido una semana estupenda, risas, charla de la buena, langostación....da gusto tener invitados a bordo como vosotros, siempre colaboradores, siempre atentos, siempre encantadores. Las estupendas sobremesas, inolvidables. Vamos, que aquí, en el Alba Plena, tenéis vuestra casa.