Aprovechamos este par de días para limpieza, hacer coladas y un pequeño pertrecho, ya que en Bahamas, como os contaba en el anterior post, es todo carísimo y nos ceñimos a lo imprescindible, en espera de llegar a USA.
A las cinco de la tarde esperamos a nuestros invitados, Manuel Bodega y Mónica Palomeque, del Sonora II, grandes amigos y compañeros de mar. Si seguís el blog, los recordaréis porque navegamos juntos por Cerdeña y Sicilia. Los recibe a su llegada un chaparrón épico ¡ nos traen la lluvia de Galicia! (amén de encargos varios , gracias, amigos!) Abrazos, besos y cariños a su llegada, pues hace mucho que no nos vemos y, en nuestro caso, estando tan lejos tanto tiempo, agradecemos mucho la llegada de amigos tan queridos.
Dado que sólo vienen tres días, el jueves por la mañana desatracamos y nos vamos a unos cayos muy cerquita de Nassau, Rose Island y Salt Cay. Pasamos tres días estupendos juntos. Avistamos muchos tiburones (Bahamas está plagado de ellos), baños, sol y una tarde en el complejo de Salt Cay, con parque de hinchables acuático incluido. Manuel, Mónica, fue un placer recibiros, nos veremos a nuestra vuelta!
El sábado, desembarcamos a nuestros amigos en Nassau y continuamos viaje hacia las Berry Islands, parando a pasar la noche en Rose Island, para ajustar nuestra llegada a la luz diurna. Nuestro primer fondeo, el domingo 26, es en Whale Cay, con tan solo un metro de agua bajo la orza. El lunes se levanta bastante viento, rolando hacia el W, asi que nos vamos a Soldier Cay, donde estamos más protegidos. El martes toca fondear en Great Harbour Cay, donde pasamos el día. El miércoles recorremos la isla y probamos diversas formas de preparar conch (lambi) en el agradable y con increíbles vistas Beach Bar. Con las últimas luces, levantamos fondeo para poder llegar a Port Lucaya, en Grand Bahama, con la primera luz del día.
Así que el jueves 2 estamos atracados en Marina Port Lucaya.
La razón de venir aquí es poder tomar un ferry a Fort Lauderdale. Normalmente, un ciudadano español sólo necesita tramitar su visado vía Internet con el sistema ESTA. Pero si entras a USA en barco o avión privado, debes tramitar una visa B1, que requiere cita previa, entrevista personal en la embajada USA correspondiente y un elevado coste en tasas. Así que el truco es tramitar la ESTA, entrar en ferry, con billete ida/vuelta, y conseguir el sello en el pasaporte. Luego volveremos y entraremos con el barco, con el tema inmigración resuelto. Además, tengo la inmensa suerte de que en Fort Lauderdale vive mi gran amiga Sela, con su esposo, Gregory Blackburn, que nos acogerán tres días a Julia y a mí. Julio debe regresar la mañana siguiente, pues tenemos que dejar a Ron solo en el barco durante una noche (si bien los amigos del Applaus, una enorme motora suiza, quedan pendientes de él), ya que llevarlo en ferry es un lío, entre requisitos burocráticos y precio.
Así que el viernes vamos a Freeport para tomar el ferry. Como he dicho, Julio tiene billete de vuelta a primera hora del sábado, pero nuestra sorpresa al ver que, debido a las condiciones meteorológicas, los ferrys se cancelan todo el fin de semana. Así que a toda prisa, reservamos un vuelo de F Lauderdale a Freeport para Julio el sábado. Todo sea por nuestro Ronsito!
Julia y yo pasamos tres estupendos días, Sela y Greg nos cuidan al máximo y nos hacen sentir en casa. A Julia le encanta USA, especialmente cuando Sela y Greg nos llevan a Dave&Buster´s, un gigantesco espacio dedicado a videojuegos, simuladores y arcades de todo tipo, amén de varios bares y restaurantes.
El martes temprano Julia y yo tomamos el ferry de vuelta a Freeport, nos advierten de que el viaje va a ser duro, pues hay bastante mar y viento de proa. Casi todo el pasaje empieza a vomitar, salvo este par de veteranas, que van de lo más tranquilo!
Total, que ya estamos en disposición de ir hacia USA. El miércoles 8 zarpamos para hacer una navegada nocturna y posterior parada intermedia en el Little Bahama Bank. Estamos allí un par de días, la idea era llegar a Titusville, Florida, el 15 de marzo, pero una vez consultada la meteo, decidimos adelantar la salida para llegar al 13. En caso contrario, nos enfrentaríamos a vientos del N-NE que, además, al ir en contra de la potentísima corriente del Golfo, que discurre paralela a la costa de Florida en dirección N, produciría mucha incómoda ola.
Así que el domingo 12 levantamos fondeo temprano. Nos despedimos de Bahamas, el lugar con las aguas más increíbles que hemos visto hasta ahora. No es el mejor lugar, sin embargo, para la pesca con arpón: demasiado transparente el agua y pocos lugares donde esconderse las presas. Por no hablar del aliciente que supone que la presa atraiga a uno de los numerosos tiburones que pueblan estas aguas...
El viento es flojo, así que para mantener la hora de llegada, nos vemos obligados a apoyar con el motor de vez en cuando. Aunque pillamos un par de frentes que nos empujaron considerablemente, uno de ellos, con dos rizos en las velas, nos transporta durante casi una hora por encima de los ocho nudos, apoyado por la corriente del Golfo.
Según lo previsto, el lunes en la mañana estamos en la entrada de Cabo Cañaveral, avistando ya las lanzaderas del famosísimo centro espacial de la NASA. Enfilamos el canal de entrada, desde aquí serán siete intensas horas, primero por los canales y puerto de Cañaveral y finalmente por la ICW (Intra Coastal Waterway), una especie de autopista acuática que recorre la coste este norteamericana.
Hemos de negociar tres puentes basculantes, que se abren “on demand”. Esto es, en la aproximación hay que llamar al operador del puente (canal 9 VHF en Florida) para que lo abra, indicándole ETA (Estimated Time of Arrival) y nombre y tipo de embarcación. Además negociamos una esclusa, el último eslabón entre el mar y el Banana River. Solicitamos por VHF la apertura de la primera compuerta, una vez dentro hemos de amarrar el barco y, una vez alcanzado el nivel de agua requerido, apertura de la siguiente compuerta.
Si hasta aquí el tema ya parece cuando menos intrincado, justo antes de la marina, queda nuestro más temido puente: el Max Brewer. Es un puente fijo y, como todos los de este tipo en la ICW, tiene una altura máxima en el centro de 65 pies (19,80 metros). Estimamos que podremos pasar con una holgura de unos 60 cm. Dado que no hay viento y el Indian River, sobre el que pasa, está tranquilo, nos aproximaremos muy despacito y observaremos si tocan las antenas a tope de mástil. En este caso, tenemos preparada una maniobra: izar el dinghy con uno de los tangones, subirnos Julia y yo y todo el peso que podamos poner en él y forzar la escora del barco, y, así inclinado, poder pasar.
Tensión máxima al aproximarnos, la sensación desde abajo es que tocamos, pero observando atentamente las antenas, vemos que podemos librar. Hay personas arriba en el puente, una vez pasamos, nos vitorean. Recocijo a bordo y llamada por radio a la marina, Titusville Municipal Marina. Nos preguntan nuestro calado (aunque ya se lo habíamos proporcionado via email) y me advierten que probablemente toquemos con la orza. Dado que el fondo es lodo/arena, decidimos entrar muy despacito por el canal de entrada. Por momentos tan solo tenemos 10 cm de holgura pero....entramos!!!
Han sido siete horas a tope, entre puentes, esclusas y calados …. pero ya estamos aquí. Lo primero es reportar telefónicamente a US Customs&Border Protection, toman nota de la tripulación y características del barco y nos emplazan para presentarnos en sus oficinas en un plazo máximo de 24 horas. Lo segundo, conseguir una tarjeta SIM para estar comunicados (y disponer de Google Maps o similar), y, por último, alquilar un coche, pues estaremos aquí un mes. Así que, sin pararnos a reponernos de la mañanita accidentada que hemos tenido, resolvemos paso a paso todo y aún nos da tiempo de ir a un super, Walmarts, a hacer una compra. Los hipermercados aquí están increíblemente bien surtidos, y a muy buen precio.
Ayer martes completamos los trámites de entrada, los oficiales han sido amabilísimos.
Para los siguientes días, visita al JFK Space Center y a los parques de Universal en Orlando, como bien merecido premio para Julia.
Para este jueves está programado el lanzamiento del SpaceX Falcon 9 transportando el satélite de comunicaciones EchosStar 23, desde Cabo Cañaveral, justo enfrente de la marina donde estamos...no me digáis que no es tener buena suerte! Aunque ya lo han retrasado dos veces, por causa del viento.
Desde Titusvillle, Florida, USA, con 10º de temperatura debido al frente frío que está en estos momentos en Jersey, nos despedimos hasta el próximo capítulo. Besos, abrazos, amor.